Título: Sisterhood Everlasting
Autor: Ann Brashares
Editorial: Randon House
Idioma original: Inglés
País: Estados Unidos
ISBN: 978-0-385-52123-9
Páginas: 349
Saga: Verano en Vaqueros (The Sisterhood of the Travelling Pants)
Género: Juvenil.
Encuadernación: rústica.
Sinopsis: A punto de cumplir treinta años, Tibby, Lena, Carmen y Bridget viven vidas separadas, cada una a su manera. Y a pesar de tener trabajos y hombres que adoran, cada una sabe que le falta algo: la cercanía que una vez las sostuvo. Carmen es una exitosa actriz en Nueva York, y está prometida con un ejecutivo de la industria, pero echa de menos a sus amigas. Lena encuentra consuelo en su arte, enseñando en Rhode Island, pero aún piensa en Kostos y en el camino que nunca tomó. Bridget vive con su novio de toda la vida, Eric, en San Francisco, y aunque una parte de ella quiere asentarse y estabilizar su vida, otra parte, mucho más grande, parece no ser capaz de deshaceres de su antigua inquietud. Y entonces Tibby decide terminar con la distancia que las separa, y envía a cada una de sus amigas un pasaje de avión para asistir a una reunión que todas esperan con emoción. Y, ciertamente, cambiará sus vidas para siempre... pero de una manera que ninguna de ellas podría haber esperado.
"Why would you wanna break a perfectly good heart?" -Taylor Swift
Opinión personal: La alegría que sentí cuando supe que se publicaría una secuela de la saga Verano en Vaqueros no puede describirse. Esperé y esperé durante mucho, mucho tiempo, pero ninguna editorial se decidió a publicarla en España. Así que, cansada de esperar, después de un par de años decidí comprarlo en Book Depository en inglés.
No os podéis imaginar lo que ha significado para mí leer este libro. La verdad es que ya no recuerdo el momento exacto en el que empecé a leer los libros de Verano en Vaqueros, pero sí recuerdo a una yo de once años tirada sobre la cama, enfrascada en la lectura sin entenderla demasiado bien. No sé ni cuántas veces he releido los cuatro libros después de aquello. Prácticamente he crecido con Lena, Tibby, Bridget y Carmen. O, al menos, las cuatro me han acompañado durante toda mi adolescencia (es decir, gran parte de mi vida). Y cuando unos personajes te acompañan de esa manera durante tanto tiempo, acabas sitiendo que son reales, que son personas de verdad. Y lo cierto es que, cuando pienso en esta cuatro chicas (ya mujeres), pienso en ellas como si fueran amigas mías. Me pregunto qué estarán haciendo en este momento, donde quiera que estén. Porque, después de todo, he vivido con ellas más de lo que he podido experimentar con cualquiera de las personas que me rodean.
Sisterhood Everlasting me ha destrozado. He llorado más leyendo este libro que con cualquier otro en toda mi vida. Y no sólo porque fuera el último libro de la serie, y en consecuencia el cierre de una etapa en mi vida, sino porque es un libro extremadamente duro. Mediante la lectura de este libro he podido acompañar a las protagonistas de la historia, ahora un poco mayores que en los libros anteriores, durante uno de los momentos más difíciles de sus vidas. Todas han dejado atrás a las adolescentes que alguna vez fueron. Todas se enfrentan al mundo real, al terrible mundo de los adultos. Y todas se han perdido a sí mismas por el camino, y buscan la manera de volver a encontrarse. Es cierto que he reído con ellas. También es cierto que he llorado con ellas. Pero, sobre todo, he sufrido con ellas.
No puedo contaros nada sobre este libro, porque acabaría con la magia de la lectura. Porque es exactamente eso exactamente lo que es este libro: magia. Magia convertida en papel. Jamás una serie de libros me ha hecho sentir tanto como esta, y jamás he cogido tanto cariño a unos personajes como se lo he cogido a las integrantes de la Hermandad de los Pantalones Vaqueros. Ann Brashares consigue transmitir cosas que muy pocos autores logran con tan sólo unas pocas frases, frases que, sin embargo, calan muy adentro en el lector. Lo que sí puedo deciros es que no me esperaba nada de lo que ocurre. Aunque quizá sí lo hacía, pero no quería creerlo. No lo sé, la verdad.
He intentado leerlo despacio, disfrutarlo frase por frase. Por increíble que parezca, lo he hecho. He vivido la historia palabra por palabra, dejando que cada párrafo tomase forma en mi mente y asimilando cada capítulo poco a poco, si prisas. A pesar de todo, lo he acabado en apenas tres días. Tal vez porque, durante todo el fin de semana, no he hecho otra cosa que no fuera leer.
Me ha costado mucho despedirme. Despedirme de Lena y su manía de esperar a que las cosas ocurran en lugar de ir a buscarlas; despedirme de Bridget y su impulsividad irremediable; despedirme de Carmen y su manera de ver las cosas; y, sobre todo, despedirme de Tibby. Ya les había dicho adiós cuando acabé Cuarto Verano en Vaqueros, y ahora, de nuevo, tras el reencuentro, he tenido que volver a separarme de ellas. Y no sabéis lo que me ha costado. Estos libros han sido muy especiales para mí, y me ha dolido en el alma leer el punto final definitivo de la historia. Siento que al cerrar este libro he cerrado también una fase de mi vida que no volveré a recuperar, como tampoco volverán a recuperarla ni Lena, ni Carmen, ni Tibby, ni Bridget. Y aunque ellas van a cumplir treinta años y yo aún voy por los diecinueve, creo que he conseguido entenderlas.
No sé si habréis leído la serie de Verano en Vaqueros. Conozco a mucha gente que no lo ha hecho. Y si vosotros tampoco habéis tenido ocasión, hacedlo. Acompañad a Lena en su frustrante historia de amor con Kostos. Vivid con Tibby la pérdida de Bailey, y ayudadla a encontrarse a sí misma. Sobreponeros a las dificultades de la vida como Bridget. Y aprended como Carmen que, a veces (la mayoría de las veces, de hecho), no todo sale como queremos. No dejéis pasar la oportunidad de vivir junto con estas cuatro chicas los veranos de vuestras vidas. Y si podéis, al terminar, leed Sisterhood Everlasting. Dejad que vuestro corazón se haga pedazos y sentid como se va arreglando, trocito a trocito, para verlo completamente reparado al terminar la lectura. Reíd. Llorad. Sufrid. Y recordad:
No os podéis imaginar lo que ha significado para mí leer este libro. La verdad es que ya no recuerdo el momento exacto en el que empecé a leer los libros de Verano en Vaqueros, pero sí recuerdo a una yo de once años tirada sobre la cama, enfrascada en la lectura sin entenderla demasiado bien. No sé ni cuántas veces he releido los cuatro libros después de aquello. Prácticamente he crecido con Lena, Tibby, Bridget y Carmen. O, al menos, las cuatro me han acompañado durante toda mi adolescencia (es decir, gran parte de mi vida). Y cuando unos personajes te acompañan de esa manera durante tanto tiempo, acabas sitiendo que son reales, que son personas de verdad. Y lo cierto es que, cuando pienso en esta cuatro chicas (ya mujeres), pienso en ellas como si fueran amigas mías. Me pregunto qué estarán haciendo en este momento, donde quiera que estén. Porque, después de todo, he vivido con ellas más de lo que he podido experimentar con cualquiera de las personas que me rodean.
Sisterhood Everlasting me ha destrozado. He llorado más leyendo este libro que con cualquier otro en toda mi vida. Y no sólo porque fuera el último libro de la serie, y en consecuencia el cierre de una etapa en mi vida, sino porque es un libro extremadamente duro. Mediante la lectura de este libro he podido acompañar a las protagonistas de la historia, ahora un poco mayores que en los libros anteriores, durante uno de los momentos más difíciles de sus vidas. Todas han dejado atrás a las adolescentes que alguna vez fueron. Todas se enfrentan al mundo real, al terrible mundo de los adultos. Y todas se han perdido a sí mismas por el camino, y buscan la manera de volver a encontrarse. Es cierto que he reído con ellas. También es cierto que he llorado con ellas. Pero, sobre todo, he sufrido con ellas.No puedo contaros nada sobre este libro, porque acabaría con la magia de la lectura. Porque es exactamente eso exactamente lo que es este libro: magia. Magia convertida en papel. Jamás una serie de libros me ha hecho sentir tanto como esta, y jamás he cogido tanto cariño a unos personajes como se lo he cogido a las integrantes de la Hermandad de los Pantalones Vaqueros. Ann Brashares consigue transmitir cosas que muy pocos autores logran con tan sólo unas pocas frases, frases que, sin embargo, calan muy adentro en el lector. Lo que sí puedo deciros es que no me esperaba nada de lo que ocurre. Aunque quizá sí lo hacía, pero no quería creerlo. No lo sé, la verdad.
He intentado leerlo despacio, disfrutarlo frase por frase. Por increíble que parezca, lo he hecho. He vivido la historia palabra por palabra, dejando que cada párrafo tomase forma en mi mente y asimilando cada capítulo poco a poco, si prisas. A pesar de todo, lo he acabado en apenas tres días. Tal vez porque, durante todo el fin de semana, no he hecho otra cosa que no fuera leer.
Me ha costado mucho despedirme. Despedirme de Lena y su manía de esperar a que las cosas ocurran en lugar de ir a buscarlas; despedirme de Bridget y su impulsividad irremediable; despedirme de Carmen y su manera de ver las cosas; y, sobre todo, despedirme de Tibby. Ya les había dicho adiós cuando acabé Cuarto Verano en Vaqueros, y ahora, de nuevo, tras el reencuentro, he tenido que volver a separarme de ellas. Y no sabéis lo que me ha costado. Estos libros han sido muy especiales para mí, y me ha dolido en el alma leer el punto final definitivo de la historia. Siento que al cerrar este libro he cerrado también una fase de mi vida que no volveré a recuperar, como tampoco volverán a recuperarla ni Lena, ni Carmen, ni Tibby, ni Bridget. Y aunque ellas van a cumplir treinta años y yo aún voy por los diecinueve, creo que he conseguido entenderlas.No sé si habréis leído la serie de Verano en Vaqueros. Conozco a mucha gente que no lo ha hecho. Y si vosotros tampoco habéis tenido ocasión, hacedlo. Acompañad a Lena en su frustrante historia de amor con Kostos. Vivid con Tibby la pérdida de Bailey, y ayudadla a encontrarse a sí misma. Sobreponeros a las dificultades de la vida como Bridget. Y aprended como Carmen que, a veces (la mayoría de las veces, de hecho), no todo sale como queremos. No dejéis pasar la oportunidad de vivir junto con estas cuatro chicas los veranos de vuestras vidas. Y si podéis, al terminar, leed Sisterhood Everlasting. Dejad que vuestro corazón se haga pedazos y sentid como se va arreglando, trocito a trocito, para verlo completamente reparado al terminar la lectura. Reíd. Llorad. Sufrid. Y recordad:
Pantalones = amor. Ama a tus amigas. Ámate a tí misma.
Puntuación: 10
Ains, te ha quedado una reseña bonita pero ahora me matarás cuando te diga que una vez me compré el primer libro y no lo conseguí leer xDDD. Me parecía fatal traducido (o esas eran mis imaginaciones con diez años):P.
ResponderEliminarTienes razón. Mereces morir. Ahora sé buena y léelos.
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